LA MENTIRAS DEL G8

 

Una vez más, los dirigentes de los 8 países más ricos del mundo han vuelto a hacer oidos sordos a las demandas sociales internacionales. La justa petición de anulación de la deuda a países que fueron y y que siguen siendo esquilmados por las potencias coloniales no ha sido atendida. Tampoco parecen estar muy preocupados por los efectos que provocará el cambio climático en las próximas décadas. Adjunto esta nota de prensa del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo, que denuncia estas y otras mentiras del G8.

El Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer mundo juzga impresentables las proclamas del G8 Año tras año, el G8 no termina de complacerse en hacer proclamas vacías, que por otra parte no tiene ninguna intención de mantener, y, una vez más, con el telón de fondo de la feroz represión de los pacíficos manifestantes. Nueve miembros del CADTM de Francia y del CADTM de Bélgica fueron detenidos durante más de 48 horas, sin ninguna razón valedera.En cuanto a la ayuda a África, el G8 decide prometer algo que no le cuesta gran cosa. La duplicación de la ayuda de aquí al año 2010, ya prometida en Gleneagles en 2005, se ha repetido, sin embargo las últimas cifras publicadas son catastróficas: según la OCDE y el Banco Mundial, la ayuda a África, sin contar las remisiones de deuda, ha bajado en 2006. Por otra parte, la ayuda de 60.000 millones de dólares prometidos a largo plazo, sin fecha precisa, con el fin de luchar contra el sida, la tuberculosis y la malaria, ya había sido anunciada en los últimos meses, y por lo tanto no hay muchas novedades. Al mismo tiempo, el sector de la sanidad se deteriora gravemente en África y aumenta la cantidad de personas que sufren hambre. Recordemos también que, desde 1970, los países ricos se habían comprometido a dedicar el 0,7% de su producto nacional bruto (PNB) a la ayuda para el desarrollo. Casi 40 años más tarde, la cifra exacta para los países del G7 es sólo del 0,26%.
En cuanto al clima, el G8 se contenta con salvar la cara, sin considerar, en absoluto, el reto ambiental que se plantea en las próximas décadas. Reconocer la necesidad de reducir substancialmente las emisiones de gases con efecto invernadero es lo mínimo, sin embargo, no tiene ninguna posibilidad de ser creíble y eficaz si no tiene un objetivo determinado cuantitativamente común a los ocho países. No obstante, son los países del G8 los principales emisores y las poblaciones de los países en desarrollo las que sufren las consecuencias cada vez con más dureza.
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