SARKOZY Y SU GOBIERNO ANTISOCIAL

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Después de leer el último artículo de Ignacio Ramonet en Le Monde Diplomatique, me apetecía hacer algún comentario sobre cómo las primeras medidas de Sarkozy están redefiniendo el papel geoestratégico de Francia en la escena internacional, mientras que a nivel interno se producen  modificaciones legislativas dirigidas contra la línea de flotación del estado social.

Cuando analizamos la situación política actual en Francia, lo primero que llama la atención es hasta qué punto se halla la izquierda ( o el centro izquierda) completamente desarbolada. De entrada, la labor de oposición es enormemente difícil ante un ejecutivo donde no menos del 20% de ministros son de centro-izquierda, con presencia de importantes militantes del Partido Socialista Francés. Personajes como Bernard Kouchner o el propio Jack Lang no han tenido ningún problema en entrar en un gobierno profundamente antisocial, y agravar con su partipación la crisis de la izquierda gala. Si sumamos el porcentaje de voto en las presidenciales de los candidatos del centro y de la derecha(incluyendo a Le Pen), el resultado nos da más de un 62% de los votos frente al 38% de la izquierda plural. Por tanto, ante este panorama, y ante la composición arrolladoramente de derechas de la Asamblea Nacional, el primer esfuerzo que tendrá que hacer la izquierda francesa es redefinir por completo sus líneas estratégicas y los mensajes que lanza a partir de ahora a la sociedad francesa.

La liquidación de la jornada de 35 horas laborables, extrema precarización de las condiciones de trabajo, supresión del sistema de prejubilaciones, reforma de hierro de las prestaciones por desempleo, una reforma que atenta el sistema público de salud , son sólo unos pocos ejemplos del programa de Sarkozy contra el estado del bienestar. Todo ello gracias al éxito del discurso catastrofista abanderado por el neoliberalismo económico y el conservadurismo político, centrado en que los ciudadanos asimilen el fracaso de la gestión pública de prestaciones y derechos que fueron reconocidos después de décadas de lucha sindical, y que ahora se verán cercenados por las mismas fuerzas que se opusieron por todos los medios a su implantación a lo largo del siglo pasado. Ante esta situación, solamente cabe la continuidad del «comité de replica» constituido hace unas semanas por los partidos más representativos de la izquierda plural francesa, y la intensificación de las movilizaciones convocadas por todos los sindicatos.

En política exterior, la nueva posición estratégica de Francia es básicamente no tener política exterior propia, y realizar un absoluto seguidismo y vasallaje respecto de la administración Bush. La decisión de Sarkozy de retornar a la estructura militar de la OTAN será la primera decisión ejecutiva que concretará este cambio de posición del Eliseo en esta nueva etapa. Para aquellos que esperamos una mayor definición de la Unión Europea en política internacional, este giro de Francia puede considerarse una pesima noticia, que hará que la política exterior de Bruselas dependa aún más de los pronunciamientos del Departamento de Estado norteamericano.

Por tanto, podemos decir que malos tiempos para la lírica aguardan a la sociedad francesa para los próximos años. Esperemos que la izquierda política y social recupere el terreno perdido y consiga hacer frente al programa de gobierno antisocial de Sarkozy.

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