Yo sé que a veces las palabras nos emboscan,
travestidas de sonidos agradables.
Resulta difícil resistir la tentación
de caer rendido ante la alienación de las ideas.
No son cantos de sirena precisamente
lo que nos trata de arrastrar al limbo,
sino la voz de un bardo sin imaginación.
Cuando lo creía todo perdido,
miré hacia adelante y descubrí una salida.
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